TERCERA LECTURA: Werther de Goethe
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SINOPSIS:
La novela traza la personalidad de un joven romántico que sufre un amor imposible hasta el punto de que prepara concienzudamente y ejecuta su suicidio. El personaje hizo furor en la vanguardia burguesa de la época, de forma que muchos jóvenes imitaron la forma de vestir del joven descrita por Goethe y llegó a poner de moda el suicidio por amor con una cuidada puesta en escena, a la manera de Larra. Es una historia de carácter epistolar. En la primera parte, Werther escribe desde el campo a su amigo Guillermo, recopilador de la historia, y pone de manifiesto su afición por la poesía de Homero y su temperamento apasionado. Durante una celebración conoce a la hermosa joven Carlota, de la que ya antes de presentarsela le cuentan que tiene novio y que debe evitar enamorarse. La advertencia es inútil. Werther conversa y baila con ella y cae rendidamente enamorado. Carlota le mira con simpatía y cultiva su amistad. A pesar de saberla comprometida, Werther no puede evitar una cierta esperanza. Enseguida, conoce a Alberto, el novio de Carlota, y congenia con él. A pesar de la rivalidad y de la envidia oculta de Werther se hacen amigos, y ambos suelen verse con Carlota. Guillermo, el receptor de las cartas de Werther, le aconseja que si tiene alguna esperanza, ponga todo su esfuerzo en tratar de verla realizada, y que si no la tiene abandone y se libre de "una pasión funesta que te aniquilará". El mismo Werther va sintiendo el sinsentido de su pasión, que cada vez adquiere más rasgos insanos. Por ello decide aceptar el consejo de Guillermo y aceptar el puesto que se le ofrece al lado de un embajador. En la segunda parte de la novela, Werther escribe desde su destino en la embajada, donde se ha enterado de la celebración de la boda de Carlota y Alberto. Pronto se cansa de su nueva situación, no congenia con el embajador y vuelve a la aldea de Carlota, visitando a menudo a los recién casados. Su pasión, lejos de extinguirse, sigue progresando, y con ella su desdicha.Werther alterna deseos de arrojarse espontáneamente a los brazos de Carlota con otros de melancolía en que piensa en morir. También Carlota y Alberto son cada vez más conscientes del amor y de la frustración de Werther y comienzan a recriminarle más o menos abiertamente sus actitudes insanas. Werther ve cada vez con mayor claridad es que no tiene más salida que la muerte. La tercera parte de la novela alterna el relato de Guillermo de los últimos días de Werther con las últimas cartas y fragmentos de diario que éste deja escritos. Werther afirma vivir en perpetuo hastío de sí mismo y consagrado a la idea fija de una sola pasión y se considera destinado a apesadumbrar a las personas a quienes hubiera querido hacer felices. Carlota, siempre fiel y firme en el amor hacia su marido, sigue mirando a Werther con simpatía y al ver su desgracia, siente compasión y se preguntá por qué el joven ha nacido con ese fuego indomable y esa apasionada violencia para mostrar sus afecciones. Mientras comienza a preparar su último paso, Werther encuentra que la decisión de matarse es lo único que le alivia. En tanto, Alberto se muestra preocupado de las visitas de Werther a su casa, encuentra que la gente empieza a murmurar y le dice a Carlota que le pida a Werther que venga con menos frecuencia. Ésta lo hace, con la mayor delicadeza posible y más tarde le pide directamente que deje de amarla y que busque a otra mujer. Werther lo preparaa todo para morir: sus cuentas pagadas y cobradas, sus pertenencias recogidas, escritas cartas a su madre y sus amigos, dadas instrucciones de que le entierren con la ropa que lleva y que no registren sus bolsillos, en los que guarda un lazo de Leonor. Considera con felicidad la idea de la muerte, porque es la forma de reunirse con Carlota, aún en el terreno del pecado, más allá de su marido y del mundo que condena a su amor a la imposibilidad. El día que decide ejecutar el suicidio va a visitar a Carlota en ausencia del marido, y sin revelarle su propósito lee con ella poemas de amor desesperado y en medio de la emoción ella se deja abrazar y besar en la cara, aunque luego sale corriendo a encerrarse en su habitación y le ordena que se vaya. Werther dice que no le verá nunca más. Efectivamente, al llegar a casa, manda a su criado a casa de Carlota para que Alberto le preste sus pistolas. La propia Carlota las entrega descuidadamente al criado, aunque luego queda pensativa, presintiendo el suceso. Esa noche Werther se pega un tiro. Por la mañana, ella y su marido le visitan en su agonía. No tarda en morir y en ser enterrado como pecador, al margen de la iglesia.
SOBRE EL AUTOR Y ÉPOCA: