Rima LII
Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
¡llevadme con vosotras!
Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrado en el ciego torbellino,
¡llevadme con vosotras!
Nubes de tempestad que rompe el rayo
y en fuego ornáis las desprendidas orlas,
arrebatado entre la niebla oscura,
¡llevadme con vosotras!
Llevadme por piedad a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria.
¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme
con mi dolor a solas!
El poema que vamos a comentar forma parte de las sesenta y nueve rimas, publicadas bajo el título de Rimas, escritas por Gustavo Adolfo Bécquer, en las que el autor pretende sugerir a los receptores emociones similares a las vividas por él.
Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
¡llevadme con vosotras!
Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrado en el ciego torbellino,
¡llevadme con vosotras!
Nubes de tempestad que rompe el rayo
y en fuego ornáis las desprendidas orlas,
arrebatado entre la niebla oscura,
¡llevadme con vosotras!
Llevadme por piedad a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria.
¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme
con mi dolor a solas!
El poema que vamos a comentar forma parte de las sesenta y nueve rimas, publicadas bajo el título de Rimas, escritas por Gustavo Adolfo Bécquer, en las que el autor pretende sugerir a los receptores emociones similares a las vividas por él.
La obra de Bécquer, aunque breve, resulta fundamental para la constitución de la poesía contemporánea. En prosa destacan sus Leyendas, colección de relatos de tema fantástico y ambientación plenamente romántica. También cultivó el ensayo de temática literaria, claro ejemplo son Las cartas desde mi celda, pieza de teoría poética en la que explica su concepción de la poesía y del proceso creador.
Su mayor fama la obtiene por la producción lírica, constituida por un libro capital en nuestras letras, como ya hemos dicho: Rimas. La historia de este libro es compleja: la primitiva redacción se perdió; más tarde, Bécquer recompone parte de su poemario con el título de Libro de los gorriones, que no llegó a publicar (el manuscrito estuvo perdido hasta 1914). Tras la muerte del poeta, en 1871, se publicó el texto de las Rimas, con una organización temática propuesta por sus amigos.
La obra se compones de cuatro bloques temáticos:
- Poemas teóricos sobre poesía.
- Amor esperanzado.
- Amor angustiado.
- Muerte, soledad, angustia nocturna.
El poema presenta evidentes rasgos del género lírico (subjetividad, brevedad e intensidad) y se ajusta a los rasgos estéticos del Romanticismo: ambiente nocturno, angustia, introspección, ensoñación, utilización de la naturaleza para reflejar los sentimientos “olas gigantes, playas desiertas y remotas, torbellino, niebla oscura...”
En esta rima, el poeta pide a distintos elementos de la naturaleza: olas, huracán, nubes de tempestad, que se lo lleven, que lo arranquen de la vida para así liberarse del sufrimiento que lo atormenta. El tema principal del poema es el deseo de muerte causado por un dolor muy intenso que lleva al poeta a un estado de desesperación. Por ello situamos esta rima en el último bloque que trata el tema de la muerte, la soledad y la angustia. Observamos como el poeta a través de la expresión de estos sentimientos pesimistas nos muestra al “yo poético” (individualismo) que, en esta ocasión, no se dirige a un “tú poético” sino a la naturaleza salvaje con la que comparte su estado de ánimo: Olas gigantes que os rompéis bramando.../ Ráfagas de huracán.../Llevadme con vosotras [...]
Métricamente, el poema está formado por cuatro estrofas de cuatro versos cada una, en las que se combinan tres versos endecasílabos con uno final heptasílabo a modo de estribillo, cuyo esquema es el siguiente: 11- 11A 11- 11a. Es una variante de la estrofa de pie quebrado con rima asonante en los versos pares que utilizó habitualmente Bécquer. Este rigor estructural se opone, en cierta medida, a la aspiración a la libertad y al dictado más puro de la inspiración, como sostenían los románticos más genuinos; de este modo, Bécquer se adentra por las líneas de la poesía meditada y rigurosa. Es un síntoma claro de modernidad.
En cuanto a la estructura de la rima, el poema puede dividirse en dos partes:
La primera abarca las tres primeras estrofas, son las invocaciones que realiza el poeta a distintos elementos de la naturaleza pidiéndoles la muerte al final de cada una de ellas: ¡Llevadme con vosotras!
La primera abarca las tres primeras estrofas, son las invocaciones que realiza el poeta a distintos elementos de la naturaleza pidiéndoles la muerte al final de cada una de ellas: ¡Llevadme con vosotras!
La última estrofa explica el motivo de tan insistente deseo: prefiere morir a vivir sufriendo por los recuerdos.
Como recursos literarios, el poeta utiliza principalmente el paralelismo que aparece en las tres primeras estrofas, ya que repiten la misma estructura sintáctica: Elemento de la naturaleza + acción realizada por ésta + situación del poeta + Petición final. Además, el apóstrofe abre cada una de las estrofas, convirtiendo, el poeta, a los elementos de la naturaleza en confidentes de su dolor.
Otros recursos empleados son la metáfora en el tercer verso: “sábana de espumas”; aparece un hipérbaton en el verso sexto: “del alto bosque las marchitas hojas”; en el verso once encontramos un epíteto: “niebla oscura” y una personificación en el verso siete: “Ciego torbellino”. Podríamos hablar también de la aliteración a lo largo de toda la rima ya que se emplean repetidamente los fonemas “r” y “m” como reflejo de los ruidos que se escuchan en mitad de una tormenta y de los propios sentimientos del poeta ante el dolor incapaz de controlar.
Podemos señalar también el empleo de los verbos de acción que transmiten esa violencia y fuerza de los elementos de la naturaleza: bramar, arrebatar, arrastrar, romper, arrancar...
Observamos que a Bécquer no le interesa adornar excesivamente el poema con figuras retóricas, para dar al lector sensación de sencillez y cercanía. Utiliza pocos recursos pero bien seleccionados.
Como conclusión, nos hallamos ante un poema que conjuga elementos marcadamente románticos: el subjetivismo a través del predominio absoluto de los sentimientos del yo; la aparición de la naturaleza salvaje como reflejo del interior atormentado del poeta; predominio de sentimientos de angustia y soledad que llevan a un deseo de autodestrucción , con otros más innovadores: meditación métrica y estructural. Esta meditación le hace abrir el camino de la introspección intimista que dará grandes frutos en el siglo XX.
En definitiva, un ejercicio de reflexión e intimismo lleno de dolor que se hace poesía es lo que proporciona el autor sevillano con total maestría en este poema.
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