CUERPOS
El trauma se renueva todos los años por estas fechas, a causa de la distancia insalvable entre la belleza neumática de las modelos y la tibia y precaria carnecilla de nuestros pobres cuerpos. Ahí están, recién llegadas de la Semana Santa, miles de mujeres que hoy se odian un poco más que ayer: porque en la ajustada ropa primaveral se sintieron desparramadas y blandas como focas.
Es muy difícil, y a veces hasta heroico, llegar a quererte y aceptarte a ti mismo en lo fundamental, en tus limitaciones y tus logros; y a este ímprobo esfuerzo las mujeres hemos de añadir un combate contra el fantasma del físico perfecto. El ingente negocio de la estética invierte muchísimos millones en promocionarse, de modo que no es de extrañar que cada año aumente la obsesión tirana por el cuerpo. Y así, incluso las revistas del corazón, tan sensibles ellas a los tópicos sociales, contribuyen últimamente al comecocos, y en los pies de fotos no hacen más que decir que si Fulana se mantiene guapísima o que si Mengana está hecha una ceporra. El machaque ambiental es tan feroz que todas tenemos las neuronas cocidas y la celulitis nos produce mucho más espanto que las vacas locas.
Y, sin embargo, la realidad es otra. Lo real es que la carne es blanda y declinante, y que ni la salud ni el atractivo físico tienen nada que ver con una anatomía despampanante: o sea, que puedes enloquecer al ser amado aun teniendo las mejillas arrugadas y las nalgas flojas. Dicen que Play Boy quiere sacar desnuda y en portada a Ursula Andress, que ha cumplido ya 60 años. Está bien que el recalcitrante Play Boy reconozca por lo menos que existen las mujeres mayores; pero lo revolucionario sería retratar no ya el cuerpo de la Andress, recosido para mimetizar la juventud, sino un cuerpo verdaderamente sesentón: bien vivido, arrugado, sano y viejo.
Rosa Montero. El País
Aquí os dejo los comentarios críticos que han realizado diferentes personas. Os recomiendo que a partir de ellos intentéis crear uno propio y personal:
Comentario 1:
La ironía consiste en cómo Rosa Montero se burla de las argumentaciones de las mujeres. Esa burla no es, en modo alguno, despectiva, puesto que a ella le ocurre lo mismo: cae en las redes de la publicidad. Ya el mismo título del texto ‘Cuerpos’ parece sugerir que están vacíos, que sólo son un envoltorio y que lo que vemos en los anuncios son fotografías falseadas, exentas de sentimientos, sin relación con la vida.
Lo interesante del artículo es cómo la autora nos enseña a pensar; a anteponer la realidad, la vida a la ficción de la publicidad, para evitarnos, de ese modo, los traumas que se generan a gran parte de la población, femenina y masculina.
Fijémonos en el cambio de los cánones de belleza que ha sufrido la humanidad. En la época en la que Rubens, famoso pintor europeo, también pintaba la belleza, y ésta estaba representada por un modelo de mujer gruesa, abundante en carnes, rubia y de piel clara, más tarde se idolatraba a las mujeres morenas de pieles tostadas, hoy en día las modelos son esqueléticas, lejanas de aquel modelo, que a pesar de todos sus defectos, reflejaban salud por encima de todo.
Comentario 2:
La autora, Rosa Montero, aborda en este texto el ya architratado tema de los cánones estéticos. Aprovechando las fechas en las que se publicó, final de Semana Santa, aborda la presión creada por la prensa y por los medios de comunicación en general. Comenta la incomodidad y desprecio hacia su cuerpo que sienten aquellas mujeres incapaces de mostrar una figura esbelta con la llegada de la primavera, embutiéndose en ajustadas prendas, porque no la tienen.
Si bien estoy de acuerdo con la opinión global vertida por la autora en lo referente a la realidad de las figuras y cuerpos que, ni son perfectos, ni se mantienen jóvenes por toda la eternidad, son reales; quisiera hacer especial énfasis en la hipocresía con que se trata, o tratamos, este tema tanto en los medios como en el colegio o en la cuadrilla de amigas. Por hipocresía me refiero al hecho de oír una opinión similar a la leída en este texto por doquier, mientras seguimos escuchando críticas y desprecios con frecuencia, mientras los jóvenes que padecen problemas relacionados con la anorexia son más cada día. Por creencias propias o como resultado de aquello que desde pequeños hemos visto y oído, somos muchos los que miramos de reojo a una chica al cruzarnos por la Gran Vía, o nos acercamos antes a hablar con una rubia despampanante para descubrir, haciendo uso de tópicos, que nos resulta mucho más agradable la amiga regordeta. Amiga que, mirándola bien, y no superficialmente, no tiene nada que envidiarle.
En el texto se aprecia, a través del vocabulario utilizado por la autora, palabras como “comecocos” o “feroz”, su inconformidad con la situación actual y lanza una piedra más en contra de la manipulación, empresa a la que cada vez se suma un mayor número, son cada vez menos los conformistas. Eso parece, al menos.
Comentario 3:
En este artículo de opinión, la autora Rosa Montero denuncia el prototipo de belleza de las sociedades occidentales, ese que hace a las mujeres querer ser físicamente como las modelos.
Puesto que, como mujer este tema me concierne especialmente, no puedo estar más de acuerdo con la opinión planteada ya que estoy viviendo en primera persona las consecuencias que la estética plasma en nuestra sociedad y especialmente en las mujeres.
Según los cánones de belleza y estética, las mujeres deben mantenerse bellas y jóvenes para ser aceptadas por la sociedad, y con ello, claramente, por los hombres. Esa es la mayor preocupación. La juventud eterna no nos viene dada, por ello, una salida muy frecuentada son los productos de belleza que escasamente funcionan, solo tapan “impurezas” que de una forma más simple llamaríamos arrugas, pecas o granos. De todas formas llega un momento en el que es imposible esconder nuestra vejez .No nos queda más remedio que admitirla y vivir con la sabiduría adquirida en cada arruga.
A pesar de todo, nuestros seres queridos nos mirarán igual que antes, nos hablarán igual que antes y si cabe alguna duda, nos amarán igual que antes porque para ellos somos únicos y especiales.
Por otra parte, cabe destacar que en cuanto a exigencias estéticas no son las mismas para los hombres que para las mujeres, es decir, que nuestra sociedad mira con buenos ojos a los hombres depilados y a los no depilados, a los de pelo largo y pelo corto y bueno, es obvio que son preferidos los delgados. Argumento a mi juicio importante que la autora omite en el texto.
Además en el trabajo de las modelos, el papel de la estética desempeña un rol importante en la sociedad, sin embargo, ellas también envejecen aunque no parezca, y un día son desbancadas por jóvenes adversarias, al contrario de lo que pasa con Brad Pitt que a pesar de sus 47 años, sus fans lo siguen viendo tan guapo como antes, como si en su cara no hubiese ninguna arruga.
Lo revolucionario sería realmente admirar un cuerpo añejo y bien curado por los años y para ello que existan políticas educativas que enseñen a las generaciones venideras a valorar las arrugas y su sabiduría.
Por el momento, no nos queda otra que aplicarnos el cuento, crecer y aprender a amar nuestras arrugas; ya que si no las amamos nosotras primero, nadie las amará.
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