CUERPOS
El trauma se renueva todos los años por estas fechas, a causa de la distancia insalvable entre la belleza neumática de las modelos y la tibia y precaria carnecilla de nuestros pobres cuerpos. Ahí están, recién llegadas de la Semana Santa, miles de mujeres que hoy se odian un poco más que ayer: porque en la ajustada ropa primaveral se sintieron desparramadas y blandas como focas.
Es muy difícil, y a veces hasta heroico, llegar a quererte y aceptarte a ti mismo en lo fundamental, en tus limitaciones y tus logros; y a este ímprobo esfuerzo las mujeres hemos de añadir un combate contra el fantasma del físico perfecto. El ingente negocio de la estética invierte muchísimos millones en promocionarse, de modo que no es de extrañar que cada año aumente la obsession tirana por el cuerpo. Y así, incluso las revistas del corazón, tan sensibles ellas a los tópicos sociales, contribuyen últimamente al comecocos, y en los pies de fotos no hacen más que decir que si Fulana se mantiene guapísima o que si Mengana está hecha una ceporra. El machaque ambiental es tan feroz que todas tenemos las neuronas cocidas y la celulitis nos produce mucho más espanto que las vacas locas.
Y, sin embargo, la realidad es otra. Lo real es que la carne es blanda y declinante, y que ni la salud ni el atractivo físico tienen nada que ver con una anatomía despampanante: o sea, que puedes enloquecer al ser amado aun teniendo las mejillas arrugadas y las nalgas flojas. Dicen que Play Boy quiere sacar desnuda y en portada a Ursula Andress, que ha cumplido ya 60 años. Está bien que el recalcitrante Play Boy reconozca por lo menos que existen las mujeres mayores; pero lo revolucionario sería retratar no ya el cuerpo de la Andress, recosido para mimetizar la juventud, sino un cuerpo verdaderamente sesentón: bien vivido, arrugado, sano y viejo.
Rosa Montero. El País
COMENTARIO DE TEXTO
El texto que vamos a comentar es un artículo periodístico que apareció en el diario El País el 9 del 04 de 1996. Pertenece a los géneros de opinión, en concreto se trata de una columna ya que ocupa un lugar fijo del periódico y está firmado por Rosa Montero, periodista y escritora de reconocida valía. Este género periodístico integra la objetividad, al extraer la información de los hechos diarios, y la subjetividad para potenciar la intención argumentativa. Así pues, se trata de un texto de carácter expositivo-argumentativo cuya finalidad es informar a la vez que persuadir al lector del mismo. Para ello, la autora emplea una serie de argumentos junto con un lenguaje de fácil comprensión para llegar a todo el público.
El tema de este texto responde a la obsesión por el físico que padecen las mujeres. La autora comienza exponiendo como se sienten las mujeres con su físico cada año con la llegada del buen tiempo. Añade que las compañías poderosas y los medios de comunicación ejercen una presión que dificulta el sentimiento de autoestima entre las féminas. A pesar de todo, la autora recuerda que el cuerpo es el que es, y que no deberíamos darle tanta importancia a esta sociedad del culto al cuerpo perfecto. No es casual que el texto se cierre con el adjetivo ‘viejo’, que huye de cualquier eufemismo, y que ya no tiene las connotaciones negativas que le otorga la publicidad, porque de lo que se trata es de que aceptemos la realidad.
En cuanto a su estructura externa, está formado por 23 líneas divididas en tres párrafos de forma irregular y que se relacionan de la siguiente manera con el contenido:
a) El primer párrafo (l. 1-5) es la introducción en la que se explica el trauma que sufren muchas mujeres a causa de la proximidad del verano, época en la que tendrán que mostrar los cuerpos de los que no se sienten orgullosas. Se presenta así el tema del que va a tratar el artículo.
b) El segundo párrafo (líneas 6 a 15) constituye el desarrollo, en el que se explican las causas que dan origen al trauma: la enorme presión social que lleva a la mujer a buscar la perfección física, sobre todo hace hincapié en el negocio de la estética y los medios de comunicación.
c) El tercer párrafo (líneas 16 a 23) es la conclusión en la que aparece la tesis que mantiene la autora: la salud y el deseo sexual no dependen en absoluto de la perfección física.
Como podemos ver, tras el análisis del contenido, la autora ha empleado una estructura de tipo sintetizante-inductiva, ya que la tesis (la perfección física no lo es todo) aparece en el último párrafo después de una parte expositiva en la que se toma como excusa un acontecimiento, las fotos que la revista ‘Play Boy’ dedicará a Ursula Andress, para rebatir un fenómeno social que afecta fundamentalmente a las mujeres: la influencia de la publicidad en los cánones físicos. Estos cánones imponen modelos imposibles de alcanzar para la mayoría de las mujeres, lo cual genera grandes frustraciones.
Para defender su tesis la autora no solo aporta su punto de vista sobre el tema (l. 1: el trauma se renueva todos los años por estas fechas) sino que emplea una serie de argumentos para persuadir al lector. Entre los argumentos que utiliza destaca el existencial, la autora opta por lo verdadero antes que por lo artificial (último párrafo). También se emplea el de calidad y salud (l. 23, un cuerpo verdaderamente sesentón: bien vivido, arrugado, sano y viejo); aportación de datos (l. 20-21, Está bien que el recalcitrante Play Boy reconozca por lo menos que existen las mujeres mayores); verdades evidentes (l. 17-18, ni la salud ni el atractivo físico tienen nada que ver con la anatomía despampanante). Por último, también encontramos el hedonista (l.18-19, puedes enloquecer al ser amado aun teniendo las mejillas arrugadas y las nalgas flojas)
Como hemos observado, la objetividad, a través de los datos reales, y la subjetividad, tras la interpretación personal que hace la autora y que espera que compartamos con ella, se entremezclan en este texto. Pretende así conseguir una doble finalidad: que el lector conozca la realidad en la que se vive actualmente y reflexione sobre ella misma.
En cuanto al análisis lingüístico, comprobamos que están presentes las siguientes funciones del lenguaje: la función referencial, en los datos objetivos que nos da la autora (El ingente negocio de la estética invierte muchos millones en promocionarse; La realidad es que la carne es blanda y declinante) y la función expresiva a través de la inclusión de la propia autora en primera persona del plural, identificándose así con las destinatarias del texto, como en la l. 3 nuestros pobres cuerpos, l. 8 las mujeres hemos de añadir, l. 14 todas tenemos las neuronas; en otras ocasiones emplea la segunda persona del singular refiriéndose a todas las personas, hombres y mujeres (l. 6 Es muy difícil...llegar a quererte y aceptarte a ti mismo). Esta segunda persona le sirve para mostrar que los hombres también sufren el mismo problema, aunque no en un grado tan acusado.
La función poética, aunque propia de los textos literarios también la podemos encontrar en los géneros periodísticos de opinión y mixtos. En este caso Rosa Montero emplea un tono irónico y mordaz a lo largo de todo el artículo, con la intención de persuadir al lector (l. 10 Y así las revistas del corazón, tan sensibles ellas). Algunas expresiones humorísticas están sacadas del lenguaje coloquial: la comparación con las focas, contribuyen a los comecocos (l.11), el machaque medioambiental (l.13), si Mengana está hecha una ceporra (l.13), etc. con alusiones a hechos conocidos que permiten juegos de palabras (l. 14 nos producen más espanto que las vacas locas), donde vacas puede ser interpretado como gordas y locas, puede hacer referencia a la obsesión por mantener la línea y la poca preocupación por la salud.
Se emplea la comparación en la l. 5 (las mujeres…se sienten como focas); la metáfora neuronas cocidas (l. 14); la hipérbole la celulitis nos produce mucho más espanto que las vacas locas (l. 15) con el fin de llamar la atención de una manera más clara y así concienciar a sus destinatarias. La enumeración en la l. 23, …bien vivido, arrugado, sano y viejo. Se observa el uso de adjetivos valorativos como en belleza neumática, pobres cuerpos, ímprobo esfuerzo, obsesión tirana, anatomía despampanante, mejillas arrugadas, nalgas flojas.
Por lo que respecta a las modalidades oracionales, predomina la modalidad enunciativa, tanto afirmativa como negativa (l. 1, El trauma se renueva todos los años…; l. 22, sería retratar no ya el cuerpo…) También encontramos la desiderativa en el último párrafo cuando habla de que lo revolucionario sería retratar a una mujer de 60 años tal y como es en realidad. En cuanto a la sintaxis, nos hallamos ante un texto muy elaborado, con oraciones amplias en las que abunda la complementación.
A lo largo del discurso se utilizan distintos mecanismos de cohesión. Como procedimientos léxicos encontramos la repetición constante de la palabra ‘cuerpo’, o el uso de diferentes sinónimos para no repetir la denominación del mismo físico, belleza o anatomía. Encontramos palabras pertenecientes al mismo campo semántico como cuerpo, belleza, estética, físico, revistas... También aparece el uso de antónimos como odian y quererte, juventud y viejo. Entre los procedimientos gramaticales se emplean pronombres (l.4, que; l.6, te; l.11, ellas; l.15, nos); determinantes posesivos (l.3, nuestros; l.7, tus). Abundan los deícticos espacio-temporales utilizados para dar una sensación de inmediatez como: Ahí (l.3), hoy (l.4), ya (l.20), frente a una situación de referencia a un tiempo pasado, en una comparación (l. 4 ayer-sintieron). Por último, entre los marcadores textuales, en el primer párrafo encontramos conectores de causalidad a causa de (l.1), para explicar el porqué de dicho trauma; en el segundo también de consecuencia de modo que (l.9) para explicar una afirmación; mientras que el tercero que define la conclusión viene encabezado por un conector de contraste sin embargo (l.16) que separa lo que es ideal de lo que es real.
Para acercarse al lector se emplea el estilo informal especialmente en el nivel léxico, con palabras extraídas del lenguaje coloquial (l. 12 comecocos, l. 13 machaque mental) que contrastan con otros usos más cultos del lenguaje que se advierten en la adjetivación valorativa (l. 8 ingente negocio) y en la longitud de las frases (predomina la subordinación). Se crea así, con mezcla de registros lingüísticos, un tono humorístico e irónico, que es el que preside el texto.
En general se huye del uso sexista del lenguaje y se advierte una cuidada selección del léxico que evita caer en el tópico de que la mujer debe estar guapa para conquistar a los hombres (l. 23 un cuerpo verdaderamente sesentón). Estas expresiones pueden ser aplicadas a cualquier persona independientemente de su sexo u opción sexual.
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